sábado, 28 de julio de 2012

Y eso es


Hoy se terminó. Oficialmente se acabó este semestre y con él mi primer año en la H. Facultad de Química.
Ahora sí estoy aprendiendo química me oí decir hace tiempo cuando empecé el camino; y es verdad, aunque no sólo de química he aprendido en  mi estancia ahí, sino también de la vida misma, de los habitantes de esta difícil y complicada ciudad. He aprendido a extrañar a mi pueblo y a mi gente, a mi madre más que nadie; ese lazo es el único que la distancia jamás vulnera. Y así mismo, he aprendido que estar solo no es tan malo después de todo, a veces hasta lo anhelo, porque me permite pensar, una actividad que cada día está más en desuso.
He aprendido que un vector es algo más que una flecha, que todo el que estudia matemáticas se vuelve enloquecidamente divertido, que las antiderivadas son muy diferentes a una integral y que las matrices y los determinantes hasta pueden ser entretenidas… ¡y la química! La química puede ser más matemática que otra cosa.
I love Wikipedia ya no figura en mi lista de frases favoritas (o rincón del vago, o wadadoo (larga lista)). En estos terrenos esas referencias no sirven, aquí los libros y ya. Aprendí también que el sentido común es más importante que la inteligencia y menos común de lo que debiera. Es sorprendente lo útil, lo imprescindible que es y lo subestimado que está. A veces las mayores situaciones se resuelven pensando simplemente en la solución más sencilla y que por lo general es la más lógica, desde una disputa entre párvulos durante el recreo hasta un pleito de pedos en una fiesta en la madrugada, desde una encrucijada amorosa, hasta la resolución del problema más difícil de física cuántica.
He aprendido que todos tenemos problemas, que una sonrisa bien fingida los oculta muy bien; que todos tenemos deseos ocultos y que por más que se escondan, con la dosis correcta de alcohol y confianza, se dejan revelar con la fluidez y la prisa de unas ropas que se caen al ceder los botones.
He aprendido que una tarde lluviosa de tacos con los amigos es más complaciente que diez notas aprobatorias, que veinte bien hecho´s y que cien excelente´s. También aprendí que el amor es más escurridizo cuando lo esperas, y cuando sabes lo que es, no como aquellos que creen tenerlo y no lo tienen. Aprendí que no hacer nada, nada deja de bueno, que puedes estar tan cansado que ni dormir se puede, así como que te puedes estar cagando de hambre (qué ironía), que puedes dormir en tres días apenas lo de uno (y hasta empedarte la noche anterior) y estar parado y activo como si hubieras dormido un día completo, si tu voluntad es mucha y tu vanidad es poca.
Ya también aprendí que las oportunidades no vuelven, que el momento de volver a casa siempre llega, tarde o temprano, que las coincidencias no existen, que puedes ser amado u odiado, amar tú pero jamás procurar odiar. Aprendí que para todo hay tiempo y para todo hay formas, para todo hay modo y para todo hay maneras, pues todo depende de cómo veas la situación y que pocas veces a estas se les puede llamar “problemas”.
Y todavía queda mucho más por decir. Aún quedan muchas historias por contarse, muchos corazones por romperse, muchos renglones por escribirse, muchos chismes por regarse… aún queda mucho, aunque de momento, eso sea todo.

Esto lo escribí ahce mucho tiempo, bastantes cosas han cambiado desde entonces, haciendo bien y mal.

domingo, 22 de julio de 2012

Ropas negras


Nunca estás preparado. Aunque sepas que el final está cerca y la agonía haya sido lenta, nunca estás preparado. Los veo a todos muy conmovidos, parece que se les han olvidado los malos ratos y no dejan de decir “qué bueno era” y otras tantas de esas frases. Ellos, inconsolables, no estaban listos ¿y yo? yo tampoco, yo no sé qué decir, cómo actuar. Para mí, ésta es como otras muertes… no me duele. Miro alrededor y sólo veo caras tristes, caras largas, mientras permanezco sentado en el rincón, a la víspera del momento en que pueda escabullirme para ir a ver mi programa en la televisión.

Yo no comparto ese nudo en la garganta, esa nostalgia, ni ese vacío. Será que estoy más frio que el muerto o que la resignación me llega siempre por adelantado. Tal vez deba acercarme al padre que carga el incensario, al tío doctor que mira por la ventana o a la amiga psicóloga, la del ondulado cabello. Alguno de ellos debe saber qué es lo que pasa. O tal vez no debería, no sentir nada es muy cómodo y preferir la comodidad es tan humano como llorarle a los muertos. No debo estar tan mal entonces, aunque ni siquiera puedo burlarme, al contrario, bienaventurados ellos porque si es cierto que lloran, también pueden reír, sentir cariño y a veces, sólo a veces y sólo algunos, hasta pueden sentir amor. Casi olvido cuántas veces he fingido sentir el calor de un abrazo, estrechar una mano o disfrutar unos labios. La verdad es que ya todos me saben a lo mismo. Y ni qué decir de un cuerpo hermoso, yo sólo he tocado poros ¿o qué más tienen para ofrecer?


Se me acaba de ocurrir una idea, porque me está aburriendo mucho esta pasarela de ropas negras. Para olvidarlo entraré al cuarto  a ver algo de porno… así que no olvides tocar antes de entrar, harás bien y mal.

miércoles, 18 de julio de 2012

Ya no veo tele



Ha quedado claro con las pasadas elecciones creo yo (si es que a alguien le cabía la duda), que la televisión mexicana está manipulada por el poder político y nos ofrece información incompleta, tergiversada, pero además estúpida. Ya mucho se ha dicho que los pseudopersiodistas y pseudocomunicadores que desinforman a la población en sus noticieros, comprados todos ellos igual que sus televisoras; sin embargo, se nos escapa otro cáncer igual o peor de maligno: la programación basura.

Me refiero a los talk-show´s, las telenovelas, los magazine´s, los programas de espectáculos y de variedad. De los primeros ya todos conocemos la opinión general (actores (por cierto algunos muy buenos), temas absurdos, completamente inverosímiles). Comenzando con las novelas, son refritos de los refritos de otros países, ni una sola historia original y la que lo es, resulta el peor bodrio de la televisión. Los actores, ¿de dónde los sacan?, pregunto, porque de una escuela de actuación lo dudo mucho y en cuanto a los guionistas…¿tienes guionistas?

Y luego, los consentidos de las masas, los programas de espectáculos y chismes. Cómo es posible que exista tanta desinformación de lo que acontece en el país, pero tengamos programas completos dedicados a los chismes de gente que uno no conoce y nunca conocerá, con información de primera mano por supuesto.

Eso es cada día y para rematar, los domingos nos zampan ese programa de los chamacos cagones (uno que otro tiene algo de talento, pero vamos… de eso a que valga la pena pues…), el cual, citando las palabras de Fernanda Familiar, me parece vomitivo. Ahora, viene la Voz México, con sus grandes couches, como Jeni Rivera. No tengo nada en contra de ella, sus canciones pueden gustarme, pero qué puede aportar ella sobre conocimientos musicales: nada por supuesto. Y en la otra, La Academierda, la primera generación, fue tolerable, estuvo bien, puedo decir que hasta me gustó (tenía yo 13 años), pero ahora viene por decima ocasión más pan con lo mismo, más de los jueces prostituyendo sus habilidades y conocimientos y más “alumnos” a los que olvidaremos y podremos ver después en sus novelas y programas de la tarde. Me molesta, me disgusta, me provoca repulsa, que aún hay gente con tan pocas neuronas como para creer en un proyecto así.

Desgraciadamente, existen personas que, aún teniendo otras opciones y pagando por tenerlas, prefieren esos programas. Definitivamente, de que los hay, los hay. Por fortuna, cada vez más personas nos estamos dando cuenta de que lo que se nos ofrece es un circo barato de puras mentiras y programas idiotizantes; ni un solo programa cultural, ni un solo programa que aporte algo realmente bueno a la sociedad. Cada vez somos más los que optamos por buscar nuestra propia información en internet. Pero es porque podemos, ahora, qué pasa con las personas que no tienen esa posibilidad, que son mucha y las más vulnerables a la influencia del gobierno que nos quiere mantener ignorantes.


Seguramente algún gordo teto me podría repelar:

 -Pues si no te gusta, no lo veas 

 Ajá, claro! pero yo le contestaría al gordo teto :

1.- Vete a la verga

2.- Sí, pero como miembro de la sociedad me indigna que en mi país se comentan este tipo de barbaridades y como veo las cosas, el futuro no es muy prometedor de seguir así. Además, esa basura televisiva no sólo se transmite aquí. A mí me da pena que en otros países se vea nuestra programación y entonces los extranjeros piensen que somos un montón retrasados mentales, que dormimos bajo un nopal con nuestro poncho y el sombrerote.

Existen muchas formas de no tener que prestarnos a subir la audiencia de esas televisoras (si es que no tenemos la suerte de tener señal de cable y ver algo productivo). Hay libros y revistas, todavía existen estaciones de radio (eh!), podemos pasar tiempo con amigos y familia (ver la tele juntos NO es pasar el tiempo, al menos no tiempo de calidad), y por supuesto informarnos oportuna y objetivamente de todo lo que nos rodea… haremos bien!

martes, 17 de julio de 2012

El Rey en la arena


Odio la presunción. Es deliciosa y amarga bilis.

Estoy cautivo ¿y que mas da si me como una bolsa o dos de frituras antes de dormir? igual tendré ese fuerte acné que me desfigura el rostro con cada punto blanco desde que soy un adolecente y que no cesa sino empeora cada vez… ¿qué mas da?

Estoy cautivo, en una jaula sucia. Aunque sólo yo puedo ver la mugre que desluce los barrotes que una vez fueron de oro. Entre tanta mugre incluso perdí la llave que me deja salir y ser quien quiero ser. Tal vez cayó al suelo y de ahí nunca podré alcanzarla; o quizá está aquí dentro aún,  pero es que no puedo verla.

Y si le veo el lado positivo a esto, como intento hacer siempre que me acuerdo que tengo ese propósito muy bien escrito en mi agenda desde que comenzó el año, podría decir que al menos, ahora con mis innumerables experiencias, con tantos rostros que he visto y con tantos cuerpos desnudos inmorales tanto o mas que yo, que la gente pervertida en este mundo es lo que más ahí. Así uno no debe fiarse de nadie, ni de aquel de la mirada dormida y el caminar sereno, aquel que parece no deberle nada a nadie bajo la luz de este fuerte sol que tanto daño hace a la piel y pocos se dan cuente, porque ese hombre y hasta esa mujer, la de agradable sonrisa y ética incuestionable, pueden ser los peores cerdos cuando la luz se apaga y ya nadie puede verlos.  O incluso en ese momento, pues nadie, solo Dios, pueden abrir esas cabezas e inspeccionar meticulosamente sus deseos más hondos unos y otros que se les escapan del control y afloran dejando ver su verdadera naturaleza. O será tal vez, me atrevo a pisar de lleno ese terreno del pecado de la mente, que tal vez todos somos así. Monstruos repulsivos movidos por el deseo carnal, por la basura, por la inmundicia, por la inmoralidad. No quisiera que esa última opción fuera la respuesta correcta al examen de la vida; así tendría la razón aquel rastudo con el que siempre entro el polémica, con el que siempre pierdo y gano porque nunca nadie cede ni acepta la derrota y mucho menos da la victoria al contrincante, incluso si es evidente y no hace falta decir más. No quisiera tener que aceptar que, después de todo, el puede tener razón en algo tan elemental y tan propio de mí, algo que es mi campo de conocimiento. Me sentiría avergonzado. Yo sé más que él de todo esto, o eso creo yo. Así que borro al instante aquella posibilidad y la sustituyo con un pensamiento fresco, de autocompasión y de optimismo. 

Qué mas me queda sino el deseo de volver a empezar. Mañana será otro día me digo, y así otra oportunidad de comenzar de nuevo. De enmendar los errores, de volver a cometerlo.  sin embargo, sin importar el miedo, las advertencias, la culpa y el riesgo caigo en lo mismo cada día. He podido, me complace y me decepciona decirlo, oponerme a ese impulso, a esa adicción que me maneja, a veces hasta por una semana, si mi mente, tan dañada no se equivoca. Pero siempre que logro ese paso, que considero tan superior para mi, pierdo las fuerzas y otra vez caigo y me gusta esa caída, el viento en mi cabello cuando veo el profundo abismo al que voy, la brisa es agradable. Y es que siempre hay algo que descubrir, una experiencia nueva, un nuevo rostro, una nueva anécdota, siempre me sorprendo, me asombro, abro la boca, levanto los brazos… es que eso es mejor que cualquier otra cosa en mi pequeño mundo? Es que no tengo ya todo y no necesito de eso que no puedo despegarme? Qué mas puedo poner de excusa a Dios para portarme así, si el todo ya lo sabe y me lo ha dado?  Si ya se sabe mis oraciones y aburrido donde esté las escucha todas las noches, repitiendo mis palabras de memoria, a lo mejor molesto e impaciente esperando que acabe, que el sueño me consuma.
 
A quien puedo contarle de mi terrible afición? A otro como yo acaso? Me pregunto si aquellos que llevan vidas decentes sabrán alguna vez lo que siento o ellos mismo,  a los que veo tan limpios, escondan esa mancha que yo llevo en la frente. Si les contara, no lo creerían por supuesto. Quien creería que mi persona está sucia por dentro pero no por fuera, como una fruta carcomida desde adentro por el gusano que nunca se atreve a dejarse ver por el pájaro en la rama, que solo observa la manzana cautivado por su color y quiera ser él también frescura y brillantes colores. Pero que tonta aquella ave al desear ser como yo, si soy yo quien quiere ser como ella… libre.
 
 

sábado, 14 de julio de 2012

De frituras y galletas


No cabe duda que uno nunca sabe lo que puede encontrar en una bolsa de sabritas un martes por la mañana. Son como los dulces que tanto le gustaban a esa mamada esa de Harry Potter (las que podían salirte con sabor a culo o mecos (me pregunto cómo es que podían reconocer los sabores, pero en fin…)). Mi casera llegó toda llena de sorpresa a compartirme lo raro de las frituras que había comprado afuera del metro. Al tomar la bolsa rápidamente me di cuenta que algo andaba mal. Para empezar estaba muy pesada, cosa que es muy rara porque esas madres están más llenas de aire que otra cosa y casi no traen producto y además no estaba infladita, y las bolsas siempre deben estarlo para proteger al producto según me había enterado tiempo atrás.

Cuando la abrimos y vimos dentro nos dimos cuenta qué pedo: la bolsa además no traer ni un puta totopo naranja, pero lo que si tenía eran tres bolas apelmazadas de puro condimento (ese tan rico que hace nachos a los doritos nachos) y nada más.
“Los voy a tener que ir a cambiar” me dijo mi obtusa casera, a lo que le contesté “No seas estúpida!!!”, bueno, sólo lo pensé, le dije “Vamos a llamar y nos ponemos de toca huevos un rato a ver si pasa lo de la otra vez”.

 He ahí la evidencia !

Lo de la otra vez fue un evento curioso que ocurrió hace poco menos de un año, cuando compré una caja de galletas que traen “paquetines”. En esa ocasión al abrir la caja me di cuenta que los paquetines estaban extrañamente inflados, unos más bien exageradamente. Como buen hombre ciencia que soy pensé que podría estar contaminadas con alguna bacteria o algún otro producto extraterrestre, así que dejé unos en observación y al otro día vi uno estaba más inflado que el día anterior y decidí llamar a atención a clientes.

Vieja de atención a clientes: Lo atiende Fulana (no me acuerdo de su nombre) ¿en qué le puedo ayudar?

Yo: Señorita ayer compré una caja de galletas y están todas bien pinche infladas no mamen!! (jé! Sólo le expliqué lo que pasó)

Vieja de atención a clientes: Mire, a los paquetes se les tiene que inyectar aire para evitar que el producto se dañe durante el transporte. Le aseguro que no tienen nada malo.

Yo: Claro, eso lo entiendo, lo que no es normal es que estén un día medio inflados y al otro parezca que casi se va a reventar el puta empaque, ¿verdad?

Silencio de 5 segundos…

Vieja de atención a clientes: Eh..(voz nerviosa), permítame…

 Silencio de 20 segundos…

Vieja de atención a clientes: Le informo que desde ahora la llamada será grabada y le voy a tener que pedir algunos datos.

Me pidió los datos de lote y otros más, los míos y mi dirección. Después de eso tiré todas las galletas y continué con mi vida. Al cabo de casi un mes de no saber que pedos con mi queja llegó un paquete con unas 60 y tantas galletas, cada paquete más inflado que el anterior...¬¬ Tiene que ser una burla, me estoy quejando se sus putos aplaudidores y me envían otros peores, un paquetín incluso tenía un agujero! Decidí dejarlos ahí a esperar qué hacer con ellos, si tirarlos o llevarlos a analizar, pero mi casera se adelantó (eso de tener pocas neuronas sí que te da valor!) y se comió un paquete. Como no se empezó a poner flácida ni presentó ningún síntoma de botulismo u otro malestar confiamos en las galletas y nos las tragamos todas y hasta las pusimos como adornos en nuestro árbol de navidad.

 Qué mejor regalo para navidad que una caja de galletas de un lote rechazado. 
Cabe mencionar que la caja no traía la obligatoria carta de disculpas.

“Sí, nos pueden traer una caja de sabritas” me dijo mi casera, y sí, es lo que espero. Luego de llamar dos veces (porque en la primera sólo me dieron el avión), la jefa de “algo” (no le puse mucha atención a esa parte de la conversación), me explicó que no comprende cómo fue posible que algo tan censurable como tres bolas de condimento fueran a parar a una bolsa que estuvo a la venta si casi en cada metro de la cinta de producción hay un control estricto de todo lo que ocurre o deja de ocurrir (lógicamente eso no puedo ser, porque entonces jamás hubieran aparecido esas vergas en la bolsa). Pero en esta ocasión no hubo promesas de cajas repletas de chatarra gratis, me dijeron que a la brevedad llegarían al depa a recoger la bolsa (porque es imprescindible recuperar esa muestra) y que en ese momento me entregarían un producto conforme. Es de esperarse que se trate no se una caja sino de dos o tres llenas de porquería que te tapa los intestinos y te deja estéril, porque no creo que viajen tanto sólo para recoger una sola bolsita y dejarme otra en su lugar.

Esperaré a ver qué pasa es día y así podré decir qué tan generosa es la empresa con sus consumidores como yo, que somos centinelas del buen servicio y amantes de sus productos 0% saludables. Haré bien y mal...